Alade*
Astar se mantenía ocupado, sumergido entre los lupinos de Miradiel, trazando rutas, ajustando estrategias. Alade ni sequer podía verlo, mucho menos compartir sus angustias. Sola, perdida en pensamientos, se refugiaba dentro de la tienda como quien busca abrigo de la propia conciencia.
El sonido sutil del tejido siendo apartado anunció a Heleana, cuyos pasos parecían vacilantes al entrar.
"No sabía que estabas aquí" murmuró ella con un tono que mezclaba sorpresa y constrangimiento.
"Vuelvo después" dijo Alade, ya girando el cuerpo para salir.
"No, no hace falta que te vayas" se apresuró a dizer Alade, casi sin pensar. "Puedes entrar."
Heleana asintió y se aproximó, sentándose en silencio cerca de ella. Por algunos segundos, ambas escucharon apenas el leve crujir de las lonas de la tienda agitadas por el viento.
"Me gusta esconderme aquí" dijo Heleana con una media sonrisa. "Los lupinos me miran como si cargara una maldición. Y... quizá la cargue."
Alade alzó los ojos, compartien