Liam*
Corrió como si su alma ardiera. A cada paso, su corazón parecía a punto de estallar en el pecho. Collin venía justo detrás, con los ojos abiertos por el pánico. Cuando entraron en la tienda, el vacío los golpeó como un puño en el estómago.
Ella había desaparecido.
Y Eric también.
"¡Mierda!" gritó Collin, revolviendo cada rincón de la tienda con las manos temblorosas. "¡No, no, no!"
"¡Joder!" Liam se llevó las manos a la cabeza, sintiendo el mundo desmoronarse bajo sus pies.
"¡¿No viste que no era yo?!" gritó ella, la voz quebrada por la culpa.
"¡Estaba de espaldas, Collin! ¡Se cambió de ropa! Yo... solo vi el cabello" respondió él, la voz fallando, el desespero creciendo como una marea.
"¿Y por qué se llevaría al bebé?" Collin cayó de rodillas, los ojos vacíos. "¿Por qué?"
"Ventaja. Sabe que no la atacaremos si tiene a Eric en brazos. Es cruel... pero inteligente."
"Dioses..." murmuró Collin, enterrando el rostro entre las manos. "Eve nunca me va a perdonar. ¡Lo dejé dormido sol