Pero el alfa por algo era alfa de la manada, él era mucho más rápido, demasiado rápido para los desquiciados, y fácilmente esas cosas quedaron atrás mientras los superaban, girando y retorciendo en varios caminos sin transitar a través de los árboles. Pero no podía estar encima de su lomo eternamente, le pitaba la cabeza, sus fuerzas se veían disminuidas y con cada rebote, escocían sus muslos. Pronto terminó cayéndose a un lado y rodando por el suelo.
El lobo se asustó y la empujó con el hocico, haciendo sonidos lastimeros.
~Tenemos que seguir moviéndonos.
Kary se sobresaltó en el suelo.
—¿M…me hablaste?
La masa de músculos negra, resopló por la nariz, un equivalente lobuno de un suspiro humano.
~Puedo hablarte a través de la mente.
—¿Qué…? ¿Cómo?—Eso hubiera sido útil la primera vez que llegó y que creyó que Emerson era un lobo amaestrado.
~No, ahora no, no hay tiempo. Tenemos que movernos. Pueden olerte.
Por más de que la curiosidad la estaba devorando viva y quería saber como fun