Capítulo 48 —Un grupo para todo
Narrador:
Cleo revisaba distraída el envoltorio del regalo que habían elegido para Lía, mientras Nerón, del otro lado, hojeaba sin convicción el menú. Los teléfonos vibraron casi al mismo tiempo. Ambos los revisaron. Cleo fue la primera en fruncir el ceño.
—¿A las ocho? —dijo en voz alta —¿Lía quiere que esté en la finca a las ocho? ¡Pero si ya son las cinco y diez!
Nerón miró su reloj, luego el mensaje y luego a Cleo.
—¿No sabías que era a esa hora?
—No —respondió ella, molesta —Yo tenía entendido que era más tarde. No me da tiempo de ir hasta mi apartamento, cambiarme, tomar el autobús y llegar. Ya ni siquiera sé si pasa alguno a esta hora.
—Entonces ven conmigo. —propuso Neron
Cleo lo miró, dudosa.
—¿En su coche?
—Sí, en mi coche, te llevo.
—¿Y… Romina no se va a molestar? —preguntó, con cierta ironía disimulada —Asumo que también está invitada.
Nerón sonrió, pero fue una de esas sonrisas secas, sin intención de disimular.
—Romina no está invitada.
Cl