Capítulo 11 —Control, ¿perderlo o mantenerlo?
Narrador:
Nerón dejó la taza sobre la encimera con un suave clic. Se incorporó, caminó hacia ella con la calma peligrosa de quien sabe exactamente el efecto que causa. Cleo no retrocedió, pero su pulso se disparó. Lo notaba, como si todo su cuerpo fuera un único tambor latiendo contra el silencio.
—Puede que seas mayor de edad —dijo él, con esa voz suya que se arrastraba como terciopelo sobre una herida —Y claramente no eres tonta. Pero eso no significa que no seas ingenua. —Cleo entrecerró los ojos, pero él ya estaba frente a ella, a centímetros apenas. Le tomó la taza de las manos con suavidad y la dejó a un lado. Luego, sin permiso, le rozó la mandíbula con el dorso de los dedos, apenas, como si marcara un límite invisible. —Tienes que tener más cuidado —continuó, sin apartar la mirada —No con lo que dices, sino con quién decides jugar.
Ella tragó saliva. Su cuerpo se tensó, pero no por miedo. Por algo más profundo, más visceral.
—¿Está