Gari entró a la habitación, Samantha le sonrió al verlo, se levantó de la cama para ir a su encuentro y abrazarlo.
—No por favor, no me toques —dijo, se quitó la camisa y entró directamente al baño dejando a Samantha con los brazos abiertos. Abrió la regadera y dejó que el agua cayera sobre su cabeza y su cuerpo. Mientras se enjabonaba se preguntaba a sí mismo, qué debía hacer. ¿Que haría ahora que sabía aquella terrible verdad?
Decirle a Gerald, soy tu hermano, era algo que nunca pensó; eran tan absolutamente distintos que no pasaba por su cabeza aquella posibilidad. Lo cierto es que aquel argumento resultaba inválido, pues él tampoco se parecía a Guy, no emocionalmente, ni mentalmente.
—¿Por qué me mentiste? —repetía entre dientes, lleno de impotencia y rabia—.¿Por qué no me dijiste esto antes, mamá?
A pesar de la confrontación interna que le generaba aquella noticia, Gari se preguntaba, si hubiese sido diferente saberlo cuando Aaron estaba vivo. Cuando era un pequeño siempre q