Una traición, una apuesta y una noche de pasión será el comienzo… Priscila descubre días antes de su compromiso que su prometido Gerald, lleva años traicionándola con su mejor amiga, Kate. Enardecida y tras haber descubierto esa verdad se reúne con Annette en un night club para desahogar sus penas. Ebria, con deseos de vengarse de su prometido y aupada por su amiga, decide tener una noche de pasión con un stripper, sin imaginar las consecuencias de aquel encuentro. Al descubrir que está embarazada, se ve obligada a perdonar la infidelidad de su ex y casarse con él. Durante el primer año, el matrimonio parece sólido, ella decide trabajar como CFO de la empresa de su esposo. Allí conoce al socio de su esposo, un hombre misterioso que tratará de seducirla. Priscila por primera vez se siente valorada y sus sentimientos por Gari se vuelven cada vez más fuertes. Arrastrada por un torbellino de pasión y deseo, Priscila se convierte en la amante de aquel hombre sin imaginar lo que él le oculta…
Leer másPriscila conduce sin rumbo fijo, aturdida por aquella terrible verdad. Descubrir que Gerald le era infiel y con su mejor amiga, Kate, era lo que menos esperaba. Enciende un cigarrillo y abre la ventanilla, mientras piensa en lo que debía hacer.
¿Debía confrontar a Gerald y cederle el puesto a su amiga? ¿O buscar la manera de vengarse y destruirlos a ambos? Una mezcla de ira y dolor envuelven a la mujer. Ahora podía entender el interés de Kate en convencerla de no casarse con su novio de hacía dos años, “Eres muy joven para casarte, disfruta de tu relación”, “quizás no sea el hombre que te conviene” esas y muchas otras frases que Priscila llegó a pensar se trataban de celos de amiga y no de advertencias.—¡Mierda, m****a! —golpea el volante, llena de rabia y desesperación.La pantalla de su móvil parpadeando le indican que tiene una llamada, presiona la pantalla.—Prisci, ¿Dónde andas metida? Me tienes preocupada.—Hola Annette, disculpa. Estaba distraída. No te imaginas cómo me siento.—Por supuesto que lo imagino, Prisci. Aún no entiendo como Kate pudo hacerte esto. Dime dónde nos vemos.—Sigo dando vueltas por la ciudad y no tengo idea de a donde m****a ir.—OK, primero debes calmarte, yo te enviaré la dirección por GPS de un bar que inauguran hoy, será bueno que te distraigas y pienses bien lo que vas a hacer.—Está bien, Annette. Nos vemos en un momento.La chica conduce hasta la dirección que le envió su amiga; veinte minutos después, estaciona su auto y se dirige a la entrada del bar. El night-club estaba ubicado en una de las zonas más pudientes de Hudson Yards. La fachada del lugar era muy llamativa, las luces de neón destellaban en la oscuridad de la noche y el nombre del local abarcaba casi dos metros “Hades, hight club”.—Ingenioso, nombre —murmuró ella, mientras recibía su pase de entrada.Por ser la inauguración del lugar, todos los empleados vestían de color rojo púrpura haciendo homenaje a la temática del infernal lugar. Priscila logró avanzar en medio de la multitud; la música era animada, la gente disfrutaba bailando y bebiendo en el medio de la pista. Las paredes del bar estaban revestidas de paneles de vidrio espejado, lo que convertía aquel lugar en una especie de laberinto.Priscila fue hasta el área de la barra, el lugar estaba lleno y no habían mesas disponibles. Ella no era de estar en un lugar como ese, lleno de personas y en medio del bullicio; mas lo que menos necesitaba era ir hasta su apartamento y dejarse llevar por la frustración y el dolor de aquella traición. Tampoco deseaba recibir la habitual vídeo llamada que Gerald llevaba haciéndole todas las noches mientras estaba en Singapur por viajes de “negocios” y con su estúpida sonrisa de marido fiel diciéndole que la amaba. No creía soportar eso una sola noche más.Trató de distraerse con la euforia de los bailarines en medio de la pista. Miró su móvil por tercera vez, no veía a su amiga Anette, por lo que pensó que lo mejor era salir de aquel sitio y regresar a la casa de sus padres. Se abrió paso entre la gente, tropezando con un apuesto hombre, quien colocó sus manos en su cintura provocando en ella un extraño escalofrío.—¡Disculpe! —dijo sin levantar el rostro y continuó buscando la salida.—¡Priscila! —escuchó que la llamaban y reconoció la voz aguda y chillona de su amiga a un lado de la pista, quien levantaba las manos y daba algunos brincos para ser vista.Priscila, se regresó y como pudo llegó al lugar donde ella estaba.—¿A dónde ibas? ¿No me dirás que pensabas marcharte?—No, no —mintió a Annette— iba justo a ver si habías llegado. Este lugar está repleto y me siento sofocada. Mejor vayamos a otro lugar.—¿Irnos y perdernos el show de stripper? No, señor nada de eso. Así te desquitas por lo menos visualmente del imbécil de Gerald. —ante la insistencia de su amiga, Priscila accedió.La rubia había logrado conseguir una mesa disponible, frente al escenario.—¡Vaya! Por lo visto usaste tus influencias.—La verdad es que tenía pensado que nos reuniéramos hoy, las tres y hacerte una pre fiesta de despedida de soltera. —Priscila sintió un nudo en la garganta— Claro todo eso previo a los sucesos acaecidos esta tarde.—Deja ya de hablar como reportera y pide algo de tomar, antes de que me arrepienta.—Pues entonces a disfrutar de la noche. Será una fiesta de bienvenida a la soltería. —dijo en tono elevado para que Priscila pudiera escucharla.— Olvídate de todo, esta noche es nuestra; y olvídate en especial de tus dobles EX— Priscila la miró confundida.—¿Doble ex?—Sí, Prisci, el EX prometido, y EX amiga. —las dos rieron por el comentario.— Un trago doble por los doble EX. —Annette sirvió el primer shuter de tequila, Priscila bebió de un sólo trago y luego le sirvió el segundo que bebió de igual manera. Era la primera vez que Priscila bebía de aquel modo, quería olvidar, olvidarse de todo.Annette tomó a su amiga de la mano y la llevó hasta la pista. Mientras bailaba, Priscila sentía que volaba, aquella sensación de libertad tras cada uno de sus movimientos le devolvían la alegría y la felicidad. Las dos amigas se dedicaron a celebrar, tomar, bailar y hacer algunas selfies para sus redes, mientras la noche avanzaba y aguardaban por el espectáculo principal de la noche.—Es hora de la presentación —dijo eufórica la rubia— Ya va a comenzar el show.Annette sirvió su trago, cruzó sus piernas y se dedicó a disfrutar, mientras Priscila, se inclinó hacia adelante, posando sus codos sobre sus rodillas y sosteniendo su propio rostro como un gesto de tedio y aburrimiento.El escenario estaría ubicado en un extremo del night-club, elevado para que todos los asistentes pudieran ver claramente el espectáculo. Las luces se centraban en el escenario, creando un foco de atención en el hombre que sensualmente vestido de CEO y con un antifaz que cubría gran parte de su rostro, salió al escenario.Priscila observó sorprendida el porte, altura y sensual apariencia de aquel stripper.—Wow! —murmuró y se reclinó hacia atrás, mientras Annette gritaba desde su asiento frases soeces al apuesto hombre.El stripper, vestido de manera provocativa y sensual, comenzó su actuación, la música de fondo estaba estratégicamente escogida para el show “Where are you” era el tema que daba una connotación erótica al baile de aquel fornido hombre quien con movimientos seductores y sensuales enloquecía a la mujeres que observaban la presentación. Aquel ritmo sensual y la letra sugerente de la canción añadieron un toque de provocación mayor al sinuoso bailarín cuyos movimientos pélvicos hicieron ruborizar a Priscila. Con ondulaciones pélvicas muy sugerentes y expresiones faciales de seducción el hombre cautivó de inmediato a la audiencia.De pronto, y sin que Priscila se percatara, el hombre se aproximó a ella, Annette emocionada buscó tocar los muslos del hombre que acaba de retirar el pantalón de un solo tirón quedando en un diminuto bóxer de tela satinada, luego se despojó del saco, quedando sólo en la elegante camisa blanca, desanudó la corbata y rodeó a la pelicastaña, quien se quedó paralizada al ver el evidente interés del bailarín nocturno por usarla de cómplice. Le tendió la mano y ella lo miró a los ojos, hipnotizada por aquella mirada y los tragos, Priscila subió a la tarima.El stripper bailó frente a ella, mientras acariciaba sus muslos, Priscila comenzó a sentir como su vagina comenzaba a humedecer y contraerse con fuerza, aunque deseaba bajar de la tarima y volver a su asiento, aquel hombre la manejaba a su antojo. La condijo al centro del escenario y la hizo sentarse en la silla. Luego se arrodilló frente a ella, colocó sus manos sobre las rodillas de la pelicastaña quien sintió su cuerpo arder desde adentro, en un movimiento firme y preciso separó las piernas largas y torneadas de Priscila, quien dejó escapar un gemido, un gemido que sólo él logró escuchar, ya que por suerte para ella, la música no permitía que el resto de los espectadores oyera y supiera lo que realmente estaba ocurriendo sobre aquel escenario.Los gritos de las mujeres fue mayor cuando él se sujetó del asiento y colocó su rostro frente a la vagina de Priscila y comenzó a olfatear su sexo como lobo en celo. Ella estaba temblando de deseo y de ganas; como si de pronto todos hubiesen desaparecido de aquel lugar y sólo estuviesen ellos dos, el stripper subió hasta su pecho y sus labios y la besó apasionadamente. La pelicastaña sintió cuando sus labios se apoderaron de los suyos y su lengua como una serpiente se introdujo en sus labios provocando sensaciones incomparables en ella.Cuando más excitada Priscila estaba, el hombre se apartó sorpresivamente de ella; la música de fondo pasó de ser seductora a ser estridente; los aplausos y abucheos aturdían a la chica mientras el sensual hombre se acercaba a las clientas y estas colocaban sus buenas propinas en el interior de su bóxer de látex.Priscila estaba paralizada, el apuesto hombre notó su incomodidad, le ofreció la mano, como pudo se levantó, todo por dentro de ella temblaba de deseo, la ayudó a bajar la escaleras. Annette gritaba desenfrenadamente cosas al oído de su amiga, quien aún permanecía atónita y aturdida con lo que acababa de ocurrir…Priscila despertó y buscó con su mano, el cuerpo de su amado Gari, al no sentirlo, abrió los ojos. Escuchó el sonido del agua cayendo desde la regadera. Se estiró en la cama, vio su reloj, ya eran las ocho de la mañana, habían pasado la noche dando los últimos toques de decoración a la habitación de Gael, ese era su pre-regalo de cumpleaños.La pelicastaña sonrió al revivir aquel instante de su pasado. Un año, había transcurrido un año ya desde que tuvo en brazos a su bebé, cuando tomó sus manitas y sintió como sujetaba su dedo, cuando vio su primera sonrisa. El tiempo había pasado sin darse cuenta. Momentos hermosos, pero también angustiantes, como el momento en que Gael cayó enfermo con aquella terrible enfermedad; el miedo y la preocupación que sintió ella ante la idea de que algo pudiera apartarlos. Pero su hijo, estaba sano y junto a ella.Priscila se levantó de la cama y fue hasta la habitación de su pequeño. Entró, se acercó a la cuna, Gael ya estaba despierto y al ver a su m
Dos meses después…Desde aquel momento en que Gari se sintió finalmente libre de aquel contrato, las cosas a su alrededor comenzaron a funcionar. Priscila y Gari estaban enfocados en llevar ambas empresas a la cima, ella seguía apoyando a Gerald, y Gari a su padre. Ambos logrando sus sueños. Se habían ido a vivir a una casa que él compró con si primer sueldo como CEO de Empowerad, quería darle a su amada y a su hijo todo lo que merecían pero que fuese producto de su trabajo. Aunque Theodore le ofreció vivir con él en la mansión, ambos querían comenzar de cero y juntos. —¿Te gusta? —le preguntó al quitarle la venda de los ojos.—¡Oh por Dios! Me encanta —se volteó de frente a él y besó sus labios. —Necesitamos comprar algunas cosas, pero lo importante es que es nuestro, que todo lo que hay dentro es producto de nuestro trabajo y sobre todo de nuestro amor. —¡Te amo! Gootemberg. —Y yo, a usted Sra Higgins. —sus labios se amoldaron perfectamente uno entre los otros, danzando
Al llegar a París, lo que menos imagino la rubia afrancesada era que la situación de su padre fuese realmente grave, su madre apenas le había comentado de algunos malestares que le mantenían recluido en el hospital, mas no que estuviese padeciendo una enfermedad degenerativa como la de Huntington, en la cual su padre perdía no sólo su motricidad sino su capacidad cerebral.Al ver a su padre postrado en una silla de ruedas, Annette se derrumbó por completo. —¿Por qué mamá? ¿Por qué no me lo dijiste?—Annette, tu padre me pidió que no lo hiciera, bien sabes lo orgulloso que era, nunca me dijo que estaba enfermo hasta hace un año que comenzó a sentirse mal y tuve que ingresarlo de emergencia. Es una enfermedad irrevertible, hija.—¡No, no quiero que se vaya! No quiero que me deje.—Sé como te sientes, yo me sentí exactamente igual. Ahora sólo nos queda avanzar y cuidar del patrimonio que tu padre nos deja. Me pidió que te llamara, por eso lo hice. Para la rubia afrancesada, aquel
—Venga entonces, Sra Gootemberg, esto que tengo que informarle lo debe saber usted también. Tanto Gari como April fueron hasta el consultorio del médico. Ambos se sentaron, la ansiedad en sus rostros y movimientos era obvia. —¡Díganos doctor, qué es eso que debemos saber!—La operación fue bastante delicada debido a la perforación de uno de los órganos principales, el intestino, por lo cual su hermano deberá llevar una sonda durante algunos meses hasta que podamos hacer una segunda operación reconstructiva. Para muchas personas esto resulta un poco incómodo por el excesivo cuidado que requiere el paciente, pero cualquier situación por falta de cuidado podría provocar una asepsia y eso pondría en peligro su recuperación incluso provocar su muerte.—Eso no va a pasar, doctor. —respondió con firmeza, April— Además de ser su madre, soy enfermera y mi hijo cuenta conmigo para lo que sea.—Esa es una buena noticia, señora. Nada mejor que el cuidado de una madre para sanar. Lo otro, e
Gari se vistió rápidamente para ir hasta el hospital, cuando salió al pasillo para bajar las escaleras, se encontró con Susane, quien no lograba conciliar el sueño. Estaba muy nerviosa e intranquila, además de todo lo que había pasado horas atrás, era la primera vez que Simons no estaba a su lado y en medio de su deseo de libertad, no se había ocupado en saber de él.—¿A dónde vas, Gari? ¿Qué ocurre? ¿Es Simons? —preguntó ansiosa.—Es Guy, está en el hospital, debo ir a verlo —Susane se llevó las manos a la cabeza. —¿Pero que le ocurrió? —preguntó y Gari bajó las escaleras precipitadamente, apenas respondiendo:—No lo sé, debo ir a verlo. Disculpa, Susane.El pelirrubio salió de la mansión, subió a su coche y condujo hasta el hospital. Minutos después ya estaba llegando, aparcó el auto y bajó de su coche. Entró al hospital yendo directamente al área de emergencia. Al ver a Alice fue hacia donde estaba la chica, acompañada de su madre, hecha un mar de llanto.—¡Alice! ¿Dónde est
Mientras uno de los oficiales colocaba las esposas a Guy, el otro verificó el pulso de Gari.—No está muerto, sólo se desmayó. —dijo e intentó levantarlo. Gari abrió los ojos y miró a su hermano con repulsión. —¿Estás bien, Gari? —preguntó Susane, mientras buscaba una toalla para dársela, Gari asintió y con la ayuda del oficial se puso de pie. —¿Qué fue lo que ocurrió? —preguntó el oficial. Samantha quién estaba atónita al ver que Gari no reaccionaba, sólo respondió:—Fue sólo un mal entendido. —ella también estaba totalmente desnuda.—¿Un trío que salió mal? —Bromeó el segundo oficial. Susane se cubrió la boca con ambas manos para no reírse delante de los oficiales. —Dije que sólo fue un malentendido. El señor es mi esposo —dijo señalando a Gari. —Ah y supongo que este es su amante, señora —respondió el oficial en tono sarcástico, mientras apuntaba en su libreta de novedades.—Suéltelo oficial, es mi hermano, no es lo que usted piensa. —contestó Gari, mientras pasaba la m
Último capítulo