Gari condujo hasta el bar donde hizo su sueño realidad aquella noche. Aparcó su auto en la entrada y bajó, resuelto a libar sus penas en el licor. Se sentó en la barra y pidió un whisky seco. Comenzó a beber su trago como si aquel trago realmente lo pudiese ayudar a olvidar su realidad.
Unas nanos finas y delgadas cubriendo sus ojos, lo hicieron estremecer y escuchó aquella voz conocida. Se trataba de Annette, la sensual rubia volvía a coincidir con él.
—¡Hola! Casado seductor. —bromeó ella y el sonrió pesadamente.
—¿Cómo estás? —se giró para saludarla.
—Pues bien ¿y tú?
—Relajándome un poco para ir a descansar.
—¿Descansar hoy? Ven, vamos a mi mesa, Kate y Smith están conmigo.
—Pero es que…
—Vamos Gari, no me dejes hacer mal tercio —tiró de su brazo y lo hizo ponerse de pie e ir con ella.
El pelirrubio saludó a su abogado y felicitó a Kate por haber salido airosa de aquella situación. Se sentó junto a ellos, aunque participaba en la conversación, su mente estaba en ot