Axel Vega Lazcano
León, Guanajuato, México
Estábamos listos, estaba seguro de que no me diría que no, ella siempre tenía sueño y yo la iba a consentir mucho.
–Sí, mi amor, pero no quiero que se nos vaya a pasar la terapia.
–Eso no pasará, yo pondré una alarma y tendré el tiempo para despertarte. Te amo, Amaia.
–Yo también te amo, Axel.
Amaia se estaba quedando dormidita en la silla del comedor y al ayudarla a levantarse, cerró sus hermosos ojos por completo. La levanté con cuidado en mis brazos y la llevé cargada hasta nuestra recámara, la acosté con mucha delicadeza y le quité sus zapatillas para que pudiera descansar, yo me quité los zapatos y me acomodé a su lado, para abrazarla y cuidar de su sueño mientas ella dormía.
–Amaia, te amo. Descansa, mi reina.
Le dije cuando ya la tenía recargada en mi pecho y le acariciaba con mucho cuidado su hermoso cabello arrullándola más para que siguiera descansando, habíamos pasado por mucho y ambos necesitábamos desconectar. Me estaba du