Lleno de rabia e indignación, Albert subió al auto, dónde inhaló varias veces profundo, intentando controlarse.
— Al apartamento de la señorita Smith, ¿señor? — Preguntó el chófer, observándolo desde el espejo retrovisor, era la primera vez que lo veía tan alterado.
— No…
Albert se quedó un instante pensativo, mientras el auto avanzaba lentamente hacia la salida de la propiedad, él no estaba en condiciones de ver a Megan y a April en ese estado, y tampoco pensaba permitir que sus problemas o su mal humor las afectara de alguna manera.
Además, Albert tenía mucho por hacer y tenía que actuar rápido, no solo para poner a Rosalyn en su lugar, sino porque también tenía un viaje y un proyecto que organizar.
— Hay un cambio de planes, llévame a la joyería Diamonds, en el centro de la ciudad. — Ordenó Albert al chófer.
— ¿Qué? — El hombre lo miró una vez más por el espejo retrovisor, extrañado. — Señor, ya es algo tarde, creo que debe estar cerrado.
— ¿Acaso eso importa? Solo conduce el auto