339. UNA VIRGEN MUY DISPUESTA
FENRIR
Podía ser lento para muchas cosas, pero no para la seducción femenina y menos para los intentos torpes y tiernos de mi mate por atraerme.
Si no tenía que hacer mucho la condenada.
Jamás pensé que ver un poco más allá de las pantorrillas de una mujer, me pararía la verga tan tiesa.
Así que me cansé de fingir ser el caballero que no era.
Cuando Abigail se giró con el pretexto de que le ayudara con soltar un poco las cintas en la parte posterior de su corsé… fui directo a desnudarla de verdad.
Mis dedos se metieron entre la suave tela, mientras me inclinaba detrás de su espalda.
El cabello rojo fuego descansaba a un lado, sobre su delicado hombro.
Todo en mi hembra era tan delicioso y el olor que desprendía me tenía desquiciado.
Bajé la cabeza y aspiré el aroma de su nuca. Mi lengua salió para lamer la frágil columna.
Los dientes de mi lobo picaban por hundirse en esta carne tan tierna.
Gruñí bajo, escuchando el jadeo salir de su boca.
Mis manos tiraron un poco más de los