332. CUIDADO CON LA "NARANJITA"
NARRADORA
Sus botas crujieron aplastando a muchas de sus nuevas amigas y el siseo de advertencia se escuchó por todos lados.
Mientras ponía la barca en movimiento, de pie, con firmeza y empujando el fondo lodoso con los remos, sentía el movimiento en el cuero.
Sus botas altas ayudaban mucho y paraban la mayoría de los ataques, pero algunas más atrevidas saltaron a morderlo por encima del pantalón.
Fenrir no paró en su persecución. Sus fuertes bíceps explotando con los movimientos vigorosos de los remos.
Parecía un psiquiátrico acosador en busca de venganza.
Y lo peor era lo que pensaba hacer.
Su lobo movilizaba su magia selénica para contrarrestar los venenos que intentaban circular por la sangre.
De repente, un siseo agudo se escuchó y una de las serpientes saltó alto, quedándose enganchada en la parte superior del muslo y muy cerca de sus huevitos.
Fenrir miró hacia abajo enseguida, viendo destellar el color naranja del cuerpo reptiliano, con rayas en negro, ondeando en el aire.
Dio