291. MI PEQUEÑA Y DULCE LOBA
NARRADORA
Lyra cerró los ojos, conteniendo las lágrimas emocionadas que se escapaban de su control.
Acarició su espalda y subió la mirada para ver sus ojos de medianoche, su rostro masculino y hermosamente salvaje.
—Nosotras siempre los vamos a encontrar, mi mate… siempre… —acarició su barba corta y enredó los dedos entre las finas hebras oscuras.
—Mira, Ly… te pertenecemos por completo, somos tuyos en cuerpo y alma…
Drakkar entonces le tomó la mano y la llevó a su pectoral izquierdo.
Las palabras se quedaron atascadas en la garganta de Lyra y Aztoria.
Las yemas rozaron la profunda y extensa cicatriz que había quedado sobre la piel de Drakkar.
Sobre la cicatriz en forma de varios rayos entrelazados, las letras de su nombre estaban talladas en carne viva, de manera ruda, rústica, por la mano de un hombre…
No, la mano de un Dios, y uno bien bestia, dicho sea de paso.
¿Cuánto debió dolerles esto?
Lyra derramó más lágrimas y sus hombros se sacudieron con tantos sentimientos azotándola a l