257. EL PASADO DE ROUSSE
VICTORIA
Estaba perdiendo las esperanzas, ¿cuánto más tenía que sufrir frente a Dracomir para que me eligiera?
¿Acaso el hechizo que pesaba sobre él era invencible?
Ya sentía el ardor de las llamas cerca de mi cuerpo, esas bestias gritando abajo, llenos de odio y maldad.
Solo podía mirarlo con el alma apretada en un puño, pensando en que si aceptaba que me quemaran viva… no lo perdonaría.
Con todo el dolor que eso conllevara, esta vez, no lo dejaría pasar.
Por supuesto que podía liberarme, no me arriesgaría a tanto si no tuviese la salida, pero él era la llave que yo deseaba para escapar de la injusticia.
—¡Vas a arder y no quedarán ni las cenizas de tu asqueroso cuerpo, criatura oscura!
La voz de esa anciana resonó a mi lado, puro veneno, y eso que no sabía que ya se había quedado sin hija.
—Veremos quién arde…
Le dije entre dientes, y dudó por un segundo, mirándome fijamente, pero no me veía como una amenaza.
Bajó la antorcha y el fuego crepitó con las virutas que enseguida hicieron