111. NO GANAMOS NINGUNO DE LOS DOS
NYX
Los ojos rubíes tan rojos que parecían sangrar, su morro un poco contraído, se veía contrariado.
La cabeza esponjosa se movió en dirección al palacio y entendí que hasta aquí había llegado este raro juego.
La brisa de la mañana soplaba en las hebras blancas de su pelaje, un lobo indomable y además… emparejado.
Por un segundo, había olvidado lo más importante de todo… a Isabella.
“Bueno, creo que he ganado. Nos vemos en unos días” le dije por el vínculo universal de su raza.
Volví a capturar su atención, pero era yo la que no quería seguirlo mirando.
Porque cada vez que estaba cerca de Aidan, me sentía contrariada, culpable y… codiciosa.
Me giré para correr montaña abajo, las patas oscuras se movían sobre los arbustos, espantando a las ardillas y otros pequeños animales.
Vlad no me respondió, ni tampoco Aidan.
Era lo mejor para todos, pero dolía demasiado… ¿Por qué de repente sentía un agujero tan profundo en mi pecho?
Pensé dejarlo atrás, enfocar mi mente en buscar la manera de en