Roberto
Estos días junto a ella han sido sin duda los mejores de mi vida. Nunca pensé volver a enamorarme, no después de la pérdida de mi amada Esmeralda.
Pero la vida te da sorpresas. Aún recuerdo el día en que nos volvimos a ver. No la reconocí, estaba cambiada, no solo físicamente, sino también en su personalidad.
A pesar de su edad, es muy madura y centrada. No voy a negar que tuve miedo, pues la diferencia de edad es muy grande pero ella me hace sentir vivo.
¡Por Dios! Puede ser mi hija, pero lo que ella despierta en mí es todo. Primero, fue su amistad. Ella atenta escuchaba mis problemas con Sofía y me pedía que tuviera paciencia.
Pero mi matrimonio estaba destinado al fracaso desde el principio. Y yo, solo escuchaba lo arrepentida que estaba. Que el cambio que yo notaba era porque aprendió de la peor manera y tuvo que madurar.
Éramos dos almas solitarias que se encontraron y hoy, por ella, yo daría hasta mi vida. Ha sacrificado tanto por sus seres queridos. Si tan solo su