Fabiano
Ya el sol se va ocultando lo que indica que ya es hora de volver a la villa. Perla y yo subimos de nuevo a nuestros caballos y empezamos a cabalgar en dirección a los establos. No es una experta cabalgando por qué es la primera vez que lo hace, pero aprende rápido y eso está bien, además se nota en su rostro que le está gustando.
Y la verdad no me arrepiento de nada. Es dulce, hermosa y me trae loco. Desde el día de hoy estaré dispuesto en disfrutar cada momento con ella.
Al llegar a los establos, ambos bajamos de nuestros caballos y dos de los obreros se acercan para agarrar los caballos y llevárselos.
—A sido muy entretenido y divertido —dice con una sonrisa mientras me mira.
—Me alegra que te haya gustado. Vamos a la motocicleta, hay que ir a la villa —me acerco a la moto.
—¿Entonces vamos a venir en otoño? —se detiene a mi lado.
Subo a la motocicleta y agarrando el manubrio. La miro.
—Te llevaré a donde quieras, sole mio —le digo con voz cariñosa y una sonrisa suave.