Capítulo 31

Rosalie se miró en el espejo.

Ella vestía un vestido hasta casi las rodillas, que se ajustaba perfectamente a su cuerpo.

La tela era ligera, y el color la favorecía, un azul celeste intenso.

El corte recto en el busto no era muy revelador, y los pendientes de oro que llevaba coincidían.

Ella pasó las manos por el vestido nuevamente, sus curvas eran bellas, y cuando sus manos descendieron pasando por su cintura ella vio su alianza en su reflejo.

Lentamente las manos delicadas que pasaban por su cuerpo fueron siendo reemplazadas por manos más grandes, con dedos más largos.

Manos masculinas.

Ella oyó la voz de Duncan, susurrando en su oído y sintió el calor de él, siendo envuelta por sus brazos calientes.

Como en un sueño ella fue llevada por aquello.

— Envidias a las estrellas. — susurró Duncan.

Ella miró sus ojos grises en el reflejo y sonrió, entonces se volvió hacia él.

— Eres un mentiroso, Duncan.

No dijo nada, sólo la soltó y caminó hasta el balcón.

Rosalie lo siguió y admiró su es
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