*—Danny:

—Necesito que me ayuden —dijo Danny, rompiendo el silencio mientras miraba a sus amigos sentados alrededor de la mesa.

Luc y Damien intercambiaron una mirada rápida, confusa, y luego lo enfocaron a él, esperando que soltara la bomba.

Danny sonrió, nervioso. El café en su taza se estaba enfriando, pero no tenía cabeza para otra cosa.

Después de semanas de postergar lo inevitable, al fin habían dado un paso grande: mudarse juntos. Danny y Uriel habían comenzado una nueva etapa en el apartamento que habían elegido como su hogar, y todo iba maravillosamente bien. Compartir amaneceres, risas, silencios cómodos y noches de intimidad sin interrupciones… era más de lo que Danny había soñado alguna vez.

Con la relación de Nathaniel ya aceptada por Raphy y Camille, el adolescente pasaba más tiempo en casa de su novia que en la suya, lo cual les daba aún más espacio para disfrutar como pareja.

Pero no era eso lo que traía a Danny con el corazón acelerado.

—Quiero casarme con Uriel —solt