Pasé todo el día trabajando, aunque tenía ganas de llamar a mi esposa, no lo hice porque era justo que la dejara descansar, me imagino que ir a dormir hasta el día de mañana y no es para menos después de tantos días de guardia.
—abrí bien las piernas de Mía y coloqué la cámara a grabar y comencé a simular que la penetraba, porque necesitaba mandarle un video lo suficientemente convincente a Iván y eso era fácil de lograrlo. Porque después de un rato simulando las penetraciones pegué un grito ronco como si hubiese llegado al clímax y me retiré de su cuerpo, volteando hacia la cámara, eso dejaba ver mi miembro flácido. Así no quedaría duda de que la había hecho mía y paré el video, luego me coloqué mi bóxer y me senté en el computador a editar ambos videos para convertirlo en uno y enviárselo al idiota de mi hermano, pero eso no sería ahora, sino hasta el amanecer.
Me acerqué otra vez al cuerpo de ella y comencé a dejarle chupetones por todos lados, eso era para que no se olvidara de