Después del beso quedé en absoluto silencio y no es para menos, me dejé llevar a tal punto de gemir y ahora estaba sumamente avergonzada, por Dios había hecho eso delante del abuelo, de mi falso prometido y de mi novio.
—ella estaba en silencio, cosa que agradecí, llegamos al estacionamiento y le abrí la puerta mientras ella me miraba impresionada, no me extrañó su actuar porque por lo visto sale con idiotas que ni siquiera le abren la puerta del coche. Me coloco mis gafas de sol, subí y coloqué el auto en marcha.
—estaba demasiado incómoda porque había tanta tensión entre nosotros que se podía cortar con un cuchillo, en definitiva, este era el viaje más incómodo de mi vida, aunque este hombre es el protagonista de todos estos momentos que he tenido desde que decidí venir a la dichosa fiesta en casa de mi “novio”.
—maneje hasta un centro comercial porque estaba seguro de que ella no tenía ropa acorde para su nuevo estatus social, así que iría personalmente a solucionar eso.
—llagamos