Mundo ficciónIniciar sesiónSAMIRA
—¿Qué situación?
Stapler frunció el ceño, surcando su frente con líneas profundas. —Dígame lo que sabe sobre los Badd.
—Casi nada. Solo los conocí ayer.
Su risa raspó mis oídos como cerámica vieja sobre fragmentos de vidrio. —Curioso, ¿cómo podría la dama de honor de su hija menor saber casi nada de su familia?
Apoyando una mano en mi frente, solté una risa débil. —Ya entiendo. No, mire, está confundido.
—¿Confundido? Ilumíname.
—Francesca era solo una clienta. Yo hice su vestido de novia. Sí, también terminé siendo su dama de honor… —Dando un tirón a los vuelos naranjas de mi vest







