Me mantengo junto a Abby por largos minutos, sosteniendo y acariciando sus manos, dándoles un poco de calor porque se encuentran muy frías.
La miro fijamente, a la espera de que abra esos bonitos ojos y ya no tenga que esperar más para poder perderme en el mar intenso de su mirada.
Le digo en susurros cuánto la quiero, cuánto la necesito, cuánto ansío que esté de vuelta conmigo para que podamos construir nuestra vida juntos.
Le prometo que la amaré lo que me reste de vida y más allá de ella, que la cuidaré y la protegeré hasta de la más mínima cosa porque ella se lo merece. Merece ser feliz, merece que, de ahora en adelante, su vida esté llena de sonrisas. Y si vuelve a derramar una sola lágrima, que sea de felicidad y no de tristeza.
Estoy a su lado, sosteniéndola, esperándola y deseando que toda esta horrible pesadilla termine cuánto antes. No sé qué suceda luego de que despierte, estoy seguro de que no será fácil para ella, que los recuerdos de su tormentoso pasado querrán alcanzar