Capítulo 931
Nicolás sonrió: —No hay prisa.

Daniela se sorprendió. ¿Qué quería decir con que no había prisa?

Daniela miró el camino afuera. Este definitivamente no era el camino a su casa. Hoy él la había llevado consigo por la fuerza, controlando el volante, y ahora que ya era de noche aún no la dejaba ir a casa.

Daniela: —Señor Duque, ¿a dónde me lleva otra vez? Quiero ir a casa.

Nicolás volteó y la miró con diversión: —¿Por qué tanta prisa? ¿Tienes miedo de que te devore?

Daniela: —Está bromeando. Un caballero como usted definitivamente no me devoraría, ¿verdad?

Le estaba poniendo una corona.

Nicolás indicó que no se tragaba eso. Miró a Daniela: —¡Depende de qué tan obediente seas!

Daniela no sabía cómo responder.

Media hora después, el auto de lujo se detuvo frente a una villa. Era la villa de Nicolás, donde él vivía.

Nicolás abrió la puerta: —Daniela, entra.

Daniela: —Señor Duque, mejor me voy. Es muy tarde, no quiero molestarlo.

Daniela se dio la vuelta queriendo huir.

Pero Nicolás predijo ex
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