En ese momento el doctor gritó desde afuera:
—Julio, ven un momento a recoger los resultados de los exámenes.
—Ya voy.
Julio salió.
En el cuarto del hospital solo quedó Nicolás, acostado durmiendo profundamente.
En ese momento se escuchó un "chirrido" cuando la puerta del cuarto se abrió y alguien entró.
Era Daniela. Daniela había venido.
Daniela se acercó silenciosamente a la cama y miró a Nicolás inconsciente.
Nicolás tenía la cara pálida. Hacía varios días que no se afeitaba y ya tenía una barba incipiente, se veía muy demacrado.
Antes Diego, aunque era un chico pobre, era apuesto y elegante, lleno de vitalidad.
Después Nicolás se convirtió en un magnate de los negocios, admirado por todos.
Daniela nunca lo había visto tan demacrado. Estaba acostado ahí tranquilamente.
Daniela sabía que no debería haber venido a verlo, pero al final no pudo ser tan cruel. No dejaría que nadie se enterara, solo quería verlo en secreto una vez.
Al verlo así, los ojos de Daniela inmediatamente se enroj