Daniela quería que la tierra se la tragara. ¿Por qué tenía que haber dependientas precisamente en la sección de preservativos?
Y lo peor es que no tenía ni idea de qué tipo debía comprar.
—Solo... algo sencillo —balbuceó.
La dependienta tomó una caja.
—Entonces un modelo básico.
Daniela extendió la mano para cogerla.
—Perfecto.
Pero la dependienta no le entregó la caja. En su lugar, continuó preguntando:
—Señorita, ¿qué talla usa su marido? Tenemos pequeña, mediana, grande y extragrande.
Daniela no supo qué responder.
Se quedó sin palabras. ¿Por qué tenía que hacerle una pregunta tan bochornosa?
—No estoy segura...
—¿Dónde está su marido?
Daniela giró la cabeza hacia Nicolás.
—Allí.
La dependienta siguió su mirada y sus ojos se iluminaron.
—Qué guapo.
En ese momento, Nicolás estaba bajo las brillantes luces, elegante en su traje negro, leyendo un libro. Tenía el porte de un modelo internacional y unas piernas larguísimas.
Daniela lo observó unos instantes. Realmente era guapo y tenía u