Daniela casi escupe la sopa que tenía en la boca.
—¡Mamá! ¿Qué estás diciendo? ¡No tengo ningún interés en Ronaldo!
—Daniela, ya no eres una niña. Antes no podías olvidar a Nicolás, pero ahora él tiene una nueva vida. Tú también deberías comenzar de nuevo. La juventud de una mujer dura poco tiempo. Estuve hablando con Marina, y ella sutilmente expresó la idea de unir a nuestras familias. A Marina le caes muy bien, y tu padre y yo apreciamos mucho a Ronaldo.
En su círculo social, Ronaldo era un académico respetado, de buen carácter y educación impecable. No había nada que criticarle. A Yazareth y Esteban les agradaba mucho.
—Mamá, no estoy pensando en eso ahora —respondió Daniela.
—Pues deberías empezar a considerarlo, Daniela. No seas terca, desperdiciando tu juventud. Tu padre y yo solo queremos que encuentres a alguien que te ame y te dé estabilidad —aconsejó Yazareth con tono serio.
Daniela no quería preocupar a sus padres.
—Lo sé, mamá. Dame algo de tiempo.
Yazareth le sirvió un ta