Valentina estaba preparando un antídoto en la mansión de los Méndez cuando se abrió la puerta y entró una empleada —Valentina, doña Marcela te llama para que vayas a verla.
¿Marcela la buscaba?
Valentina ni siquiera levantó la cabeza, respondiendo con tono indiferente —No iré.
La empleada se sorprendió —¿Por qué? Valentina, eres muy atrevida. Doña Marcela te llama y te niegas a ir, ¡esto es una gran falta de respeto!
Valentina sonrió con frialdad. Que una simple empleada se atreviera a darle órdenes demostraba claramente el desprecio que los Méndez sentían hacia ella.
—Debes entender que estoy aquí para preparar un antídoto. Ustedes me pidieron venir, no fue mi elección. Si Marcela tiene algo que hablar conmigo, que venga ella misma. Yo no iré.
—¡¿Qué diablos…?!
Ante la arrogante actitud de Valentina, la empleada solo pudo retirarse indignada.
La empleada regresó a la habitación de Marcela, quien la recibió de inmediato —¿Dónde está Valentina?
—Doña Marcela, fui a buscar a Valentina, p