Fernando asintió. —Así es.
Tras la muerte de su padre, los Méndez habían ascendido gracias a Mateo. Y Marcela había desarrollado un gusto por el arte y las antigüedades. "Las damas de la corte" de Sargent era una pieza que había deseado mucho tiempo, y se la obsequiaban.
—¡Vaya! —los invitados se acercaron—. Qué espléndido regalo. Esta pintura es una obra maestra.
La abuela reía, encantada. —Señor Figueroa, es muy considerado de su parte.
Luciana miraba a Mateo con adoración. Un hombre rico y atento como él era irresistible.
—Gracias—sonrió.
Varios empresarios se acercaron. —El señor Figueroa y la señorita Luciana hacen una pareja perfecta. ¿Su presencia hoy significa que pronto celebraremos una boda?
—Pronto será la señora Figueroa.
Ángel y Catalina se unieron al grupo. Y aunque, actualmente, el estatus de Ángel no alcanzaba el nivel de estos ejecutivos, mismos que recientemente habían rechazado varias de sus propuestas de negocio, sonrió: —Deben beber más esta noche.
Emanuel respondi