Los ojos de Mateo estaban enrojecidos por el deseo.
Al escuchar las palabras de Valentina, se quedó inmóvil.
Levantó la mirada hacia ella.
Valentina señaló con los ojos hacia la puerta.
—Señor Figueroa, ahora tendrá que consolarla.
Mateo, siendo tan inteligente, comprendió todo al instante. Valentina no lo estaba provocando sinceramente; estaba actuando para Aitana.
El deseo en sus ojos se disipó, recuperando la claridad. La miró con frialdad.
—¡Bájate ahora mismo!
Valentina no se demoró y se apartó de inmediato.
Mateo se levantó y se colocó junto a la ventana. ¡Esta maldita mujer!
—Habla. ¿Para qué me buscabas?
—Señor Figueroa, Camila no cortó el arnés de Aitana. Ha sido inculpada injustamente. Espero que pueda ser generoso y la liberé. —Explicó Valentina, revelando sus intenciones.
¿Camila?
¿Su amiga?
Mateo no había prestado atención al incidente de la caída de Aitana, así que desconocía la relación con Camila.
Fernando le había llamado para consultarle y él había dejado que Aitana s