Capítulo 177
Ahora la mantenía acorralada, ofreciéndole comprarle cosas en ese lugar solitario. Valentina sentía que parecían amantes, como si ella fuera su novia.

Irónicamente, ella era su esposa.

—No quiero ropa.

—¿Un helado entonces?

Sacó un helado. Valentina se quedó quieta al ver el helado de fresa en su mano.

—¿Cuándo lo compraste?

—Hace un momento.

La había estado siguiendo, la vio perseguir al vendedor de helados.

Ella bajó la mirada, estaba muy sorprendida.

Mateo acercó el helado a sus labios. —Prueba un poco.

Ella elevó la mirada hacia él. —No quiero.

Aunque sí quería, sus ojos brillaban con deseo cuando perseguía al vendedor de helados.

La mirada de Mateo se oscureció, su voz ronca mientras sus labios se curvaban. —Entonces, ¿qué quieres probar? ¿Quieres probar mi...?

Las pupilas de Valentina se dilataron y cubrió su boca con la mano.

¿Qué palabras indecentes iba a decir?

Cuando su palma lo cubrió, él sonrió. —¿Quieres probar mi mano? ¿No te gusta morder?

Ella suspiró, cansada.

Mateo apa
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