—Mateo, ¿me veo bien? —Preguntó Luciana acercándose a él.
Antes de que pudiera responder, Camila apareció arrastrando a Valentina. —¡Vamos, entra ya!
Mateo llevó la mirada hacia Valentina, quien ya llevaba puesto el bikini, pero se cubría incómodamente con una toalla.
—¿Por qué te cubres con la toalla? ¿Acaso no confías en tu figura? —Se burló Luciana.
Mariana observaba divertida la escena.
—¡Todos esperan que te descubras! —Exclamó Camila, arrancándosela de un tirón.
—¡Ah! —Gritó, sorprendida, revelando su espléndida figura.
El bikini rojo cereza resaltaba su piel clara, muy diferente a la blancura artificial de Luciana que costaba una fortuna mantener. La piel de Valentina era delicada y suave por naturaleza. Su figura era extraordinaria: una cintura estrechísima semejante a una avispa, curvas voluptuosas perfectamente distribuidas y piernas torneadas. El color rojo cereza añadía un toque de sensualidad a su imagen inocente.
Cuando esta visión llegó a los ojos de Mateo, sus pupilas s