Capítulo 1137
Sara sintió que la besaba con mucha fuerza. Definitivamente los hombres eran criaturas visuales, cuando anoche ni siquiera quería volver a la habitación.

La mano de Luis bajó hasta sus piernas, intentando quitarle la ropa. Sara lo detuvo rápidamente.

—¡Luis, espera!

La voz de Luis sonaba ronca.

—¿Qué pasa?

—¡Tú mismo dijiste que estamos en tu oficina!

Luis le sujetó el rostro.

—¡Deja de fingir! ¡Viniste a seducirme en mi oficina!

Sara suspiró. Bueno, era cierto que no podía engañarlo en nada.

Luis seguía intentando quitarle la ropa. Sara le detuvo la mano.

—¡No! ¡Vas a romper mis medias!

—Te compro unas nuevas.

—¡No quiero!

Al ver lo firme que sonaba, Luis tragó saliva, soltó una risa de incredulidad.

—¿Me estás provocando entonces?

Sara lo abrazó del cuello.

—Si quieres puedes, pero tienes que acompañarme al cine, de compras y a comer.

—Está bien, vamos ahora mismo.

Sara lo miró confundida. ¿En serio había aceptado? En realidad ella quería molestarlo, pero no esperaba que aceptara.

¿Y
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