Margot se pellizcó disimuladamente y comenzó a derramar lágrimas.
Susana se sobresaltó.
—Margot, ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras de repente? Deja de llorar y dime qué pasó.
Margot sollozó.
—Susana, anoche hice algo malo.
—¿Qué cosa mala? —preguntó Susana.
—Anoche me quedé en casa de Daniela. Por la noche fui a la habitación de Daniela a buscarla, y justo me topé con el señor Duque bañándose. ¡El señor Duque agarró una botella y me la arrojó a la cabeza!
Susana se quedó en shock.
—¿Qué? ¿El prometido de Daniela te golpeó?
—Susana, fue mi culpa. No debería haber ido a buscar a Daniela. El señor Duque malinterpretó la situación.
—Pero con explicárselo debería bastar —dijo Susana.
—Pero siento que Daniela me malinterpretó.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Parece que Daniela ya no me quiere en su casa. ¡Probablemente sospecha que entré a su habitación a propósito para buscar al señor Duque! Susana, tienes que creerme. ¿Cómo podría ser yo esa clase de persona? Aunque mi situación económica sea di