Capítulo 92 —Juro que un día la mato
Narrador:
Dinorah había decidido moverse en silencio. No era parte de la familia; ese espacio cargado de risas, anécdotas íntimas y miradas compartidas no le pertenecía… al menos no todavía. Así que tomó la decisión más lógica: ir directo a la cocina y prepararse un desayuno rápido antes de que alguien intentara incluirla en algo que no sabía si merecía.
Se sirvió un café, una tostada y se recargó contra la mesada, en su pequeño refugio improvisado.
No esperaba compañía. Y mucho menos su compañía.
Pero minutos después, antes de que pudiera terminar la mitad del café, apareció Mateo en la puerta con esa mezcla de torpeza y determinación que él intentaba disimular… sin éxito.
Entró haciéndose el desentendido, mirando a cualquier lado menos a ella. Dinorah tomó un sorbo de café y exhaló.
—¿Te quedó café… o piensas tomártelo todo sola? —provocó.
Ella no se giró todavía. Sonrió para sí.
—Hay café —respondió, sirviéndole sin mirarlo —También había silenci