Capítulo 72 —Diablo los huele a kilómetros.

Narrador:

La camioneta entró por el portón principal de la mansión con un silencio tan espeso que casi parecía un ruido. Mateo no dijo una palabra en todo el camino. Dinorah tampoco.

Pero el aire entre ellos… Denso, cargado, peligroso.

Cuando detuvo el motor frente a la entrada, ninguno se movió de inmediato. Dinorah soltó el cinturón con un chasquido seco. Mateo apoyó las manos en el volante un segundo, conteniéndose, respirando como si acabara de correr una pelea con sus propios instintos.

Luego bajaron. La noche estaba quieta. Demasiado quieta. Apenas dieron dos pasos hacia la entrada cuando la puerta del recibidor se abrió.

Dominic estaba ahí. Apoyado en el marco. Brazos cruzados. Mirada filosa de tipo que ve venir un desastre antes de que el desastre lo admita.

—¿Qué, se perdieron? —preguntó, sin emoción.

Mateo sintió el golpe directo. Dinorah respiró hondo, como si ya se hubiera preparado para exactamente ese recibimiento.

—Estábamos in