Capítulo 280
La semana siguiente, todo cambió: comenzaron los preparativos para la boda de Scarlett y Matthew. Alexander encontró una idea excelente, más aún con la boda de Lívia acercándose.
Mientras pasaban los días, Clarice ya no podía disimular la incomodidad causada por la acidez y las náuseas. Por un instante, pensó en dejar la mansión, pero los besos que recibía todas las noches de Oliver la hicieron quedarse.
"¿Qué hago, Dios mío?" pensó, ansiosa y confundida una cierta noche.
Ella estaba sentada al borde de la cama, perdida en pensamientos, cuando escuchó un suave golpe en la puerta. Su corazón se aceleró incluso antes de que se levantara para abrir.
Al girar el pomo, encontró a Oliver frente a ella, con una mirada intensa y ese mismo magnetismo que la hacía olvidarlo todo. Sin decir una palabra, se inclinó y la besó, como hacía todas las noches. Un beso calmado, pero lleno de deseo.
Cuando se separó, acercó sus labios al oído de ella y susurró, con la voz ronca y baja lo suf