Capítulo 257
El día siguiente estaba nublado, el tipo de clima que combinaba con el humor de Oliver. Tomó café en silencio, oyó las habituales provocaciones de sus hermanas y salió antes de que su padre lo llamara a conversar sobre la empresa.
El tráfico era pesado, y aprovechó el tiempo en el auto para prepararse mentalmente.
"Hoy voy a poder mantener la distancia con ella", se repetía a sí mismo, como un mantra.
Pero en el fondo sabía que bastaba que ella cruzara su camino, una mirada, una sonrisa, y todo se vendría abajo.
Cuando llegó a la empresa, el ambiente era el de siempre: empleados apresurados, el sonido de tacones en el piso, el olor a café en el aire. Saludó a algunos colegas, recogió los informes de su secretaria y se dirigió directo a su oficina.
Se sentó, encendió la computadora y comenzó a revisar un contrato. Intentaba concentrarse, pero su imagen volvía como una sombra pertinaz. Su perfume, el roce del beso en la comisura de sus labios...
Alguien llamó a la puerta. T