Capítulo 243
Roger abrió la puerta del apartamento y tiró las llaves sobre el aparador. La televisión estaba encendida con el volumen bajo. Lucca estaba tirado en el sofá, con una lata de cerveza en la mano y el mismo aire perezoso de siempre.
— ¿Y bien? — preguntó su hermano, arqueando una ceja. — ¿Cómo te fue?
Roger frunció el ceño.
— ¿Cómo me fue el qué?
— Uy… tu polvo — lo provocó, riendo. — Pensé que vendrías con marca de labial en el cuello, o, no sé, despeinado de tanto…
Roger puso los ojos en blanco y fue directo a la cocina, abriendo la nevera sin responder. Cogió una botella de agua y bebió en silencio.
Lucca lo observaba con una sonrisa de lado. Pero, de repente, entrecerró los ojos, notando algo diferente.
— Hum… — murmuró, inclinando el cuerpo hacia adelante. — ¡Lo sabía!
Roger frunció el ceño.
— ¿Sabías qué?
Lucca señaló con el dedo.
— Ese brillo en tu boca… parece brillo de labios. ¿Vas a decirme que es sudor?
Roger se pasó la lengua por los labios instintivamente, sint