Capítulo 198
Fueron a un restaurante cerca de la empresa, uno de los favoritos de su padre.
Se sentaron en una mesa cerca de la ventana. El mesero trajo los menús, pero Livia ni siquiera abrió el suyo.
—Hija, ¿vas a elegir? —preguntó su padre, analizando las opciones con seriedad.
—¿Hum? Ah, puedes elegir por mí, papá —respondió soñadora, con la mirada perdida en la nada.
Él la observó, extrañado.
—¿Estás bien? Pareces… distraída.
—¿Yo? ¡Estoy genial! —intentó disimular, enderezándose en la silla. Pero segundos después suspiró hondo, apoyando la barbilla en la mano.
—Livia… —cerró el menú, desconfiado. —¿Qué está pasando?
Ella se mordió el labio, intentando no sonreír, pero terminó soltando:
—Papá… ¿quién es ese hombre que salió de tu oficina? Alto, cabello oscuro, traje maravilloso… sonrisa de película…
El padre alzó la ceja.
—¿Estás hablando del nuevo abogado de la empresa?
—¡Abogado! —Livia casi se derritió en la mesa. —¡Claro que tenía que ser abogado… Dios mío, Helena tenía razón