Capítulo 15
La puerta se cerró con un clic, pero el sonido pareció un martillazo en la cabeza de Isadora. Ella permaneció quieta, mirando el jardín a través de la ventana. El corazón latía acelerado, los dedos temblorosos, los ojos empañados que se negaban a derramar una sola lágrima.
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Aurora regresaba a la sala, pero se detuvo en el mismo instante al ver a su hijo caminando hacia las escaleras con pasos largos y los hombros tensos.
Algo estaba mal. Alexander parecía… trastornado.
Lo observó desaparecer y, preocupada, siguió hacia la sala de estar.
Tan pronto entró, encontró a Isadora de espaldas, el cuerpo rígido.
— ¿Estás bien, querida? — preguntó Aurora con voz dulce y los ojos atentos.
Isadora dudó por un segundo. Respiró hondo. Intentó relajar los hombros antes de darse la vuelta con una pequeña sonrisa ensayada, que apenas tocaba sus ojos.
— Sí, estoy… solo un poco cansada. Creo que todavía me estoy recuperando del susto.
Aurora se acercó y tomó la mano de la joven con cariño