Capítulo 155

La noche del viernes, Isadora esperaba que su esposo llegara con los gemelos de la terminal de autobuses cuando tuvo un momento solo para ella, un instante que consideraba sagrado.

Sentada en la terraza, observaba el jardín y alzó la mirada hacia la luna llena.

Durante años, había hablado en inglés con Dios, pero esa noche, el idioma que brotaba de su mente habló más alto:

—Querido Dios, he pasado todos estos años siendo castigada y, al mismo tiempo, bendecida. Necesito que este castigo termine… mi corazón de madre no aguanta más. Por favor, devuélveme a mi hijo…

Una brisa suave acarició su rostro y enfrió sus lágrimas, como si Dios le estuviera dando una caricia, de padre a hija.

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A la mañana siguiente, Scarlett preparó una pequeña maleta y la colocó en el auto.

—En serio, Scar, vamos al cine… ¿vamos? — se quejó Hailey, cruzando los brazos.

—Le prometí a Maddy que iría con ella. No puedo echarme atrás — respondió Scarlett, firme.

—Sí puedes, ¿vamos? — insistió Hailey.