Capítulo 137
Alexander intentaba mantener el semblante firme después de aquella afrenta. Jaló a su esposa aún más cerca, como si el abrazo del baile pudiera servir de escudo contra la osadía ajena. Estaba cansado de ese muchacho. Sus nervios palpitaban, la rabia le quemaba bajo la piel, y su voluntad era mostrarle, de forma dura e innegociable, cómo se respeta a las personas, sobre todo a la mujer del prójimo.
"Niño idiota."
—Alex… —la voz suave de Isadora lo trajo de vuelta, al percibir la rigidez en su cuerpo—. ¿Está todo bien?
Él la miró a los ojos. Tan inocente, tan entregada. No, no estaba todo bien. Pero jamás dejaría que Richard ganara, jamás dejaría que la tragedia prometida se cumpliera. Suspiró hondo y la besó en los labios. Richard vio desde lejos, arqueó una ceja y salió sigilosamente.
Un tiempo después, Alexander miró de reojo el reloj. Habían pasado casi dos horas desde su llegada, y todo transcurría aparentemente bien, a pesar de la incómoda presencia de Richard, que ro