Capítulo 120
Exhausta, finalmente se acostó después de medianoche. Todo estaba arreglado, limpio y en orden, pero, a pesar del cansancio, el sueño no llegaba. Al apoyar la cabeza en la almohada, su mente se empeñaba en volver a Alexander. Recordó cómo él siempre la jalaba hacia sí, envolviéndola con sus brazos fuertes, susurrando palabras de amor en su oído, acariciando su cabello y haciéndola sentirse segura, deseada y protegida al mismo tiempo.
—Alex… —murmuró en voz baja, sintiendo su ausencia, del calor de su cuerpo y la añoranza que oprimía su pecho. La almohada parecía demasiado fría sin su presencia a su lado.
El día siguiente comenzó agitado y difícil. Isadora despertó temprano, con los pensamientos en sus hijos y en las tareas que necesitaría organizar. Preparó el desayuno, ayudó a los niños a vestirse, revisó las loncheras y repasó mentalmente todos los compromisos del día. Cada paso parecía más pesado que el anterior, el corazón aún apretado por la ausencia de Alexander.
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