—Jefe, ¿se atreve a no dar la cara ni al director Ancalaf?
Fabián ya no pudo contenerse.
Con el rostro sombrío, preguntó furioso.
—En este asunto, no cederé ante nadie. Si ustedes tienen otros métodos, ¡adelante, úsenlos! —exclamó Mauro, levantándose y golpeando la mesa.
—Bien, bien, muy bien.
—Ya que el jefe tiene tanta valentía, veremos qué pasa.
Aunque Fabián estaba muy enojado e indignado, no podía armar un escándalo abiertamente en la comisaría.
Viendo que Mauro era inflexible,
Se dio la vuelta furioso y se marchó con su gente.
—Don Fabián, si Mauro no quiere liberar a los detenidos, ¿deberíamos organizar un asalto a la prisión? —preguntó Leandro con expresión sombría una vez fuera de la comisaría.
—No es necesario, asaltar la prisión sería estúpido. Llamaré a Dagoberto para que se encargue personalmente del asunto —respondió Fabián, sin que su ira se hubiera calmado.
—Además, investiguen inmediatamente a un tal Faustino. La detención de Demian y los demás tiene mucha relación con