Capítulo 619
—Jajaja, Anacleto, no abuses tanto. Hasta un perro acorralado salta el muro. ¿Y si se enfurece y te muerde?

Un joven de edad similar golpeó el hombro de Anacleto riendo.

—Esto no cuenta como abuso. No le he puesto la mano encima, y aunque lo hiciera, ¿qué importa? Solo es otro pobretón. Si lo dejo lisiado, solo tendré que pagar algo de dinero y listo.

—Los pobres no valen nada —se río Anacleto descaradamente.

—¡Anacleto, no te pases!

—¡Discúlpate con Faustino y págale por la ropa!

Larisa, con la cara roja de ira y los puños apretados, gritó.

Antes, cuando Anacleto la acosaba, nunca se había enfadado tanto.

Pero viendo a Faustino humillado así, quería morder a Anacleto hasta matarlo.

La expresión de Faustino se volvió aún más fría mientras contenía a Larisa.

—No pasa nada, Larisa. A este tipo que tiene vida pero no educación, le enseñaré cómo comportarse.

—Tú solo observa —mientras hablaba,

Se adelantó y agarró a Anacleto por el cuello.

Con tal fuerza que se oyó crujir, y Anacleto no po
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