—¿Qué más podría ser? ¡Por supuesto que es por ese maldito Faustino! ¡Si no fuera por él, no estaría así!
—¿Dónde están tu prima y Faustino?
Dante, al ver a Tacio, recordó que se habían conocido varias veces y que incluso habían compartido mujeres en el pasado. Al escuchar que Dante había venido a buscar a Daniela y Faustino, Tacio cambió de expresión, pues no podía permitir que sus acciones salieran a la luz. Con una expresión de tristeza, suspiró:
—Señor Dante, usted no sabe, ayer, mi prima y Faustino fueron a bañarse juntos a las montañas y aún no han regresado.
—He enviado a mucha gente a buscarlos, pero no hemos encontrado nada.
—¡Mierda, dices que fueron a bañarse juntos? ¡Llevan un día y una noche sin volver?!
—¡Maldita sea, maldita sea!
Dante gritó con el rostro retorcido. En su mente pervertida, asumió que Daniela y Faustino estaban disfrutando de un baño y relaciones sexuales en la montaña.
—Señor Dante, no se preocupe, según el señor Ruvalcaba, la señorita Ruvalcaba y Fausti