—De verdad lo siento mucho. La idea era invitarte solo para que vieras las piedras, nunca imaginé que Dante te atacaría tan descaradamente y te haría pasar un mal rato.
—Esta copa es mi manera de pedirte disculpas.
Faustino negó con la mano.
—Si es por pedir disculpas, no es necesario.
—No beberé esa copa.
Faustino ya había obtenido su venganza instantánea, así que no sentía que hubiera sufrido una gran injusticia.
Las palabras de Faustino dejaron a Daniela algo perpleja.
—¿Por qué no? —preguntó.
—Ahora, si esta copa es para celebrar que Dante quedó incapacitado de su miembro, entonces definitivamente la beberé.
—Soy alguien que tiene muy claras sus cuentas pendientes.
Daniela finalmente entendió y soltó una risita.
—¡Jajaja, así que era eso! ¡Qué malo eres!
—Muy bien, entonces brindemos para celebrar que Dante está herido en el hospital. ¡Salud!
¡Clin! Resonó el delicado sonido del choque entre las copas.
Faustino y Daniela estaban allí, en el salón privado, bebiendo par