Capítulo 325
Los hombres de Benjamín no se atrevieron a detener a Faustino, incluso mostraron miedo. Pronto, Faustino, al volante, llevó a Victoria de regreso a Rosal.

En el camino, Victoria respiró aliviada, golpeándose el pecho.

—Faustino, ¡me has dado un susto terrible! ¡Gracias a ti, hemos llegado a casa sanos y salvos! Pero tienes que tener más cuidado, no puedes ser tan impulsivo. ¡Ese hombre que golpeaste era el alcalde! ¿Qué haremos si vienen a buscarnos?

Victoria estaba aterrorizada, mirando a Faustino con preocupación.

Mientras Victoria se golpeaba el pecho, el movimiento de sus senos había llamado la atención de Faustino. Mientras conducía, no podía dejar de mirar. Cuando Victoria se inclinó hacia adelante, el cinturón de seguridad apretó sus pechos, cautivando por completo la atención de Faustino, dejándolo distraído de la carretera.

Al ver que Faustino no decía nada, Victoria se sintió confundida. Cuando vio la mirada de Faustino, se sonrojó y lo reprendió con cariño.

— ¿Qué miras?

Fau
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