Dos años atrás

Dayana

Victoria y Milena estaban obsesionadas con comprarse el mejor vestido. Andrea, Inés, Melisa y yo ya teníamos nuestros atuendos, pero ellas seguían indecisas. Milena nunca se había puesto ropa delicada. Lo de ella eran janes, camuflados, camisetas, cabello corto, botas.

En la celebración de sus quince; mientras Andrea lució un bello vestido de cenicienta, ella salió con un traje en pantalón de ejecutiva; estilo chica James Bond. En cambio, Victoria siempre había sido delicada; no tiene problemas en usar ropa elegante y de etiqueta; sin embargo, no era su favorita.

—Algo le pasa a Milena. —habló Inés—. ¿Sabes algo, Andrea?

—Isaac. Todos los cambios repentinos de ella son influenciados por García. Ya sea para llevarle la contraria, para llamar su atención, para hacerlo enojar. Pero jamás hasta el punto de querer ponerse un vestido, menos comprar vestidos de baño. —Yo sí me compré un par de bikinis preciosos; uno rojo y el otro azul rey—. Dejó de usarlos a los seis a